Entrar en el silencio es atravesar la frontera humana y adentrarse en la espesura de Dios. Esa espesura es el dolor por el mal que circunda el corazón del hombre y del planeta tierra. Nos es imprescindible el callarnos para acallar tanto ruido de guerras y del maltrato inhumano. Para leer la Biblia y entender a Dios necesitamos el silencio porque solo así oiremos el lenguaje de la cruz.
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