Introducido en la roca,
envuelto en vendas.
Un sueño, inconsciente,
enroscado, un aire pesado,
indefenso, Dios en el silencio,
atrayéndome a si, al pleno vivir:
Llamada y respuesta,
Llama que no se apaga,
la del amor que incandescente
pervive entre las zarzas
y resplandece eternamente.