EL PASTOR SIDERAL

El es el origen, guía y meta del universo. Este es el pastor de las estrellas, un pastor luminoso que arranca tinieblas. El es el que ilumina el camino de las ovejas. Su perfume, es una voz que nos llama. Su entrega sin medida son las huellas que nos ha dejado para que vivamos esta vida.

YO SOY EL PAN DE LA VIDA

La vida es el pan que Dios nos regala. La vida es la luz de los hombres. En esto consiste la vida eterna: conocer a Dios y a su enviado Jesucristo. Entrando en esa relación de amistad con Dios nuestro  vivir se ilumina y resplandece. Jesucristo es la gracia y la verdad que Dios nos ofrece para nutrirnos y hacernos participes de la comunión divina. El es el Pan de la vida que Dios da al mundo.

YO SOY

Para referirse a Dios, al Señor, la experiencia de fe de la Sagrada Escritura, expresa el misterio de Aquel que es Creador de la vida y Liberador de toda esclavitud, con la primera persona del verbo ser. Un ser que aunque manifieste la propia existencia, tiene que ver principalmente con el actuar, con la comunicación con nosotros, con el interesarse por nuestra realidad humana tal y como es. Dios es cercanía, vida para nuestra vida, libertad para nuestras ataduras, aire fresco para nuestro agotamiento.

AMANECER

El paso de la noche al día es el momento de hacer su aparición Jesús resucitado. Es el  primer día. El inicio de la semana es el comienzo, no del trabajo sino de la celebración, del gozo, del compartir, de la luz nueva que se reparte para todos sin distinción. Jesús se  hace presente, según el relato del añadido marquiano, en primer lugar, a María Magdalena. Una mujer, que según dice el texto, había sido liberada por El del mal. Ella es la primera anunciadora y la primera en probar en su propia carne la indiferencia ante su mensaje. La primera respuesta a su palabra es la increencia. Por eso Jesús comenzó su anuncio del evangelio diciendo: Convertíos y creed la Buena Noticia.

EMPEZÓ A ANDAR

 El lisiado de nacimiento pasa de la inmovilidad a dar saltos  de  alegría al  verse curado. De no saber andar a dar botes, hay un cambio estructural, existencial. Es una vida totalmente nueva. Todo gracias al poder de Jesucristo que transforma nuestro ser de una forma insospechada para nosotros. El puede hacerlo porque el Padre, Dios,  lo ha levantado de la muerte resucitándolo,