jueves, 9 de febrero de 2017

DE DENTRO

Del hombre surgen los malos propósitos, las tendencias inapropiadas, como se dice hoy en día. La culpa no es de los mercados, de los grandes lobbys que pupulan por el orbe y  controlan como un ojo de halcón todo lo habido y por haber. Es en el interior del hombre, de donde brota la perversidad, la oscura cara de lo inconfesable. Pero de dentro del hombre también el Espíritu de Dios hace impulsar todo lo bueno, santo y sano que se da por doquier.