viernes, 23 de octubre de 2015

EN EL HUMILDE Y ABATIDO

En ese pondré mis ojos, en el humilde y abatido que se estremece ante mis palabras. Ante la palabra de Dios la arrogancia dificulta la comprensión de la misma. Situarnos ante ella, ante Dios, sabiéndonos contingentes y limitados nos capacita para entenderla y llevarla a la práctica. 

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