Desde siempre y por siempre, Tú, Señor, eres Dios. Y decir Dios es decir Misericordia entrañable, Amor puro, gratuito, desinteresado, permanente. Y no solo son palabras son hechos, luces, firmamentos de vida que sostienen el ser y el existir de todos los hombres y mujeres. Al principio estaba Dios misericordioso, bueno. Esta es la auténtica revolución, la que se origina en Dios con su ser en amor y diálogo y creando por amor todo lo que existe y en particular la humanidad. Su ser es un abismo de misericordia que se desborda en cada uno sin medida.
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