El primer mandamiento de la Ley de Dios es Escucha. El mayor y principal pecado que podemos cometer es la sordera ante Dios, es la no escucha de Dios. La sordera es dar la espalda a Dios, a su amor. Esto que puede parecer ilógico y anormal es lo que constituye el pecado que es siempre algo ilógico y anormal. Ante la sobreabundancia de amor y de palabra, la falta más grave es el rechazo de esta propuesta divina siempre desmesurada.
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