La identidad de Jesús tiene que ver con María, es nada más y nada menos que su hijo. Esto no es un accidente sino sustancial, constitutivo. La vida de María no se entiende sin Jesús y Jesús no es comprensible sin María. Por eso mirar a María y valorar su maternidad es situarse en el principio y lo que está en el principio afecta a todo lo demás. El Hijo de María supone que el conocimiento de María es necesario para valorar al fruto de sus entrañas.
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