Celebración solemne que loa al Dios incontenible; fiesta del Pueblo de Dios, convocado a integrarse en la construcción espiritual agradeciendo la presencia viva de su Divina Majestad. Reconocimiento del amor que brota de la fuente perenne de la Trinidad que lleva a abrir los corazones y las manos hacia arriba y hacia los lados.
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